Archivo - El porque de los @murosdepie

En economía, es un principio básico saber que las cosas toman mayor valor cuando son escasas. Si trasladamos ese principio al patrimonio arquitectónico mendocino, podemos descubrir sin mucho esfuerzo, que es escaso y por lo tanto su valor es incalculable.
Esa escasez se debe en forma principal, pero no única, a que nuestra provincia se encuentra ubicada en una zona sísmica. Entonces cobra valor rescatar de algún modo esos lugares que sobrevivieron a estos episodios, para que no queden en el olvido, condenados a desaparecer del mapa, de nuestra memoria y la memoria de generaciones futuras.
En la provincia de Mendoza se producen sismos cotidianamente, la mayoría imperceptibles para las personas, pero aquí traeremos a colación puntualmente dos de magnitud considerable... 

El 20 de marzo de 1861, a las 20.36 horas se produjo el terremoto más importante que sufriera la provincia. Pero no sólo se trató de aquel episodio, destruiría también a la ciudad colonial un gran incendio que durante días se apoderaría de las ruinas y de lo poco que quedaba en pie. Sumada a esta seguidilla de catástrofes, una inundación producida por la rotura de los ya presentes canales de riego, acabaría con lo poco y frágil que quedaba para ese entonces.


En un intento por dimensionar el poder destructivo de aquel desastre (terremoto / incendio / inundación), tendríamos que imaginar que de las 7 mil personas que habitaban esta ciudad, unas 4 mil perecieron.
Semejante evento se llevaría para siempre a la Ciudad Colonial, dejándonos sólo en pie a las hoy famosas Ruinas de San Francisco.

El otro terremoto importante al que haremos referencia, es el que se produjo un 26 de Enero de 1985 a las 00.08, dejando un saldo de seis muertos y más de 230 heridos, y es el que traemos a mención con estas fotografías.
Como podemos observar en el título y desarrollo de esta nota publicada en el diario Los Andes, el día jueves 23 de mayo de 1985 , solamente en la ciudad de Mendoza se llevaron a cabo más de tres mil demoliciones, llevándose consigo valiosas edificaciones, pertenecientes a esa “nueva ciudad” que se había construido, aunque ya no lo era tanto, pues habían pasado varios años e infinidad de historias entre sus muros desde la reconstrucción, luego del anterior terremoto.
Esta cantidad de demoliciones, sobre todo de casas de adobe, fue lo que originó el mito de que ese material era endeble para soportar terremotos. No somos arquitectos, ni buscamos desarrollar aquí semejante discusión, pero creemos que luego del sismo fueron más las casas que permanecieron en pie que las que se desplomaron.
Es por esto que insistimos que a esas viejas edificaciones que sobrevivieron a incontables movimientos telúricos, debemos mirarlas sin desprecio, y no dejarnos apabullar por la cultura de que “todo lo nuevo es mejor”, ya que de cierto modo estaríamos olvidandonos hasta de nuestros abuelos… Tratemos en cambio de ver en ellas sus historias, y mantener su memoria viva. Y eso es lo que tratamos de hacer desde Los Muros Mueren de Pie.


No hay comentarios :

Publicar un comentario