La construcción varia del lugar y de las costumbres que ahí se tengan, es por eso que esta casa es la típica casa de finca de esa Mendoza antigua, donde la calle era de tierra y pasaban más sulquis que autos. No existían tantos medios de comunicación como hoy, entonces se buscaba estar cerca camino para “chusmear”.
El adobe, esa mezcla perfecta de barro y paja, daba forma y cobijo, con un techo de cañas recubierto con barro que creaba un ambiente ideal para el verano y el invierno., Y el infaltable cielo raso que habremos visto en nuestras infancias... Luz casi seguro no había, porque ahí se trabaja de sol a sol, como mucho una vela o lámpara a gas, que daba lugar a esos fantasmas que en toda familia recuerdan historias de alegrías y tristezas, de épocas de bonanza y de carestía, o al abuelo que algunos juran todavía verlo pasar con la boina puesta.
La cocina, estaba por fuera, conectada por la galería, y el tizne hoy presente deja constancia de esas manos revolviendo un guiso, calentando una leche o fritando unas tortas fritas…
Y en esas ironías del destino, no es yuyo cualquiera el que se va apoderando de esos muros hoy tristes, sino una parra silvestre que se arrastra mostrando su belleza y la añoranza de esos tiempos en los que supo estar erguida.
hola buestas tarde queria saber qe parte de la valle es para ir a vicitarla esta muy bueno la pagina .. les dejo mi contacto +5491122556137 o hectorgabrielvelez3@gmail.com
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